Uñas pintadas de rosa

Hoy más que nunca vuelvo a ser aquella niña pequeña, con mofletes rosados y redondos como resultado de una infancia inefable. No podría decir que no estás presente ni un solo segundo de esta preciosa y complicada vida que me has dado. Porque hoy, vuelvo a recordar aquella larga terraza donde me bañaba en la piscina más inestable de plástico que jamás haya visto, pero que hiciste que se convirtiese en un mar lleno de inocentes olas. Vuelvo a sentir tu mano agarrada a la mía, aferrándonos sin miedo a aquella baranda a la que poco a poco la pintura se iba rompiendo en pedazos; mientras que jugabas conmigo al veo veo, dándome el gusto de ganar siempre, para así poder contemplar mi sonrisa de oreja a oreja. Los viernes santos ya no son lo mismo sin ti, sin tus grandes recipientes llenos de arroz con leche, en los que el aroma a canela impregnaba la casa. Sé que nunca conseguiré el sabor tan tuyo que conseguías en cada una de tus recetas. Y quiero creer que sólo tus manos era...